"Nada es lo que parece"
Video/registro - Instalación/performance
Se nos chorrean los días impregnados de cosas idénticas, pero donde nada es lo que parece.
Es una pesquisa angustiosa este trabajo, lleno de tensión, un proceso sin principio ni fin que requiere una estoica paciencia, es como una locura controlada, como tejer…, eso de la “domesticidad” (a mí me enseñó a tejer mi papá, no mi mamá ni mi abuela), tejer con imágenes, tejer insanias y extravagancias…
Se dice que los trabajos manuales son miedo al vacío… Es entrar en espacios vacíos…
Lo hago para guardarme algo.
Usar lo que hay. Pedazos de papel viejo, de revistas que ya nadie quiere ver. Me deleito con este soporte, el papel viejo pero crudo, pedazo de tiempo que no tiene ni adentro ni afuera, tampoco principio ni fin… Y lo pongo entre unas cuatro paredes de todos los días.
De lo analógico a lo digital y de nuevo a lo analógico y de nuevo a lo digital…
Comparando con la “realidad”, esta perpetua miseria: romper, arreglar, romper, armar, desarmar, cortar, unir, cortar…
Todo ese tiempo que usamos haciendo cosas que ni nos damos cuenta. Es un no creer lo que está pasando, pero también no entender cómo no pasó antes…
Abandono todo objetivo.
Cansados de pensar.
Todos mis yo misma. La multiplicidad se volvió fragmento. Los egos florecen pero el deseo de ser otro nos puede.
Soy mi cara. Soy todas las caras.
La cara es la máscara.
La cara es una posibilidad. ¿Soy mi cara?
Miro muy de cerca lo que quiero porque lo quiero mío.
Lo que importa es que la imagen de un rostro, con su misterio tan impenetrable pero a la vez tan próximo, es imposible, se rompe, la cara se rompe, siempre mutante, inestable, infinita, que escapa… Insisto.
Para Revista digital de psicoanálisis "TRAZAS en tiempos inéditos" de Acep (Asociación cuyana de estudios psicoanalíticos)
Compilado N°6 -diciembre 2020-
